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Luchan contra el imperio de las transnacionales. |
Sin
lugar a dudas, luego del golpe parlamentario contra el presidente Fernando
Lugo, el golpista Federico Franco, apoyado por la transnacional estadounidense
Monsanto (que monopoliza el 90% de la producción de semillas transgénicas en el
mundo) afianzó su poder convirtiendo a Paraguay en el país ideal para la
introducción masiva de los transgénicos.
La
primera decisión de Franco, al asumir el poder, fue autorizar la compra de las
semillas transgénicas y los agroquímicos necesarios para utilizarlos en el incremento
de la producción algodonera. Esto lo hizo sin cumplir con el Protocolo de
Cartagena, ratificado por Paraguay en 2003, que obliga efectuar evaluaciones previas
de riesgos antes de liberar al ambiente organismos genéticamente modificados.
Así,
no sólo se liquidaba el uso de las semillas autóctonas, sino que se abría paso
al uso de agrotóxicos altamente riesgosos para la salud de los agricultores, el
medio ambiente y para el propio terreno.
Pero
también acaba de anunciar, el gobierno de Franco, que se ampliarán los permisos
a las grandes empresas para importar todo lo necesario para la producción de
maíz transgénico.
Hay
que tener en cuenta que el maíz es una de las principales producciones del agro
paraguayo. Pues, ahora entrará en competencias desleal con las semillas para cinco variedades del
alimento transgénico, la mayoría, por supuesto, adquiridas a través de la
Monsanto.