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Depredan, contaminan y matan |
Nuevamente
dos soldados norteamericanos, destacados a una de las bases militares que
mantiene Estados Unidos en Okinawa, han vuelto a avivar la polémica sobre las
negativas consecuencias de estas instalaciones con que Washington ha sembrado
el mundo para garantizar su hegemonía militar.
Esta
situación se repite en otros países del orbe donde Washington en su afán
hegemónico mantiene bases militares. Catastróficos son los efectos sobre la
salud y el medio ambiente de estos enclaves.
Debe
tenerse en cuenta que, de acuerdo con expertos, el ejército estadounidense es
el mayor contaminador del planeta.
Las
más de mil bases en todo el mundo, unida a las seis mil que mantiene en su
propio territorio, más las extensas operaciones militares globales de Estados
Unidos, están exentas de limitaciones para el vertido de gases de efecto
invernadero que provocan el cambio climático.
Uranio
empobrecido, petróleo, combustibles, pesticidas, agentes defoliantes como el
Agente Naranja, plomo y grandes cantidades de radiación derivadas de la
producción, prueba y uso de armas, son sólo algunos de los agentes
contaminantes con los cuales el ejército estadounidense está contaminando el
medio ambiente.
A
esto se suma el aumento de las tasas de delincuencia, la imposibilidad para la
mayoría de países de acogida de juzgar a soldados estadounidenses y, más concretamente,
los altos índices de violaciones, prostitución y explotación de mujeres que
envuelven a esas instalaciones.
Es
una realidad también que muchas comunidades perdieron tierras y hogares, o
incluso territorios ancestrales sagrados, para dar cabida a una base militar
estadounidense.
Para
muchos el asunto también pasa por la
cuestión moral de que el país donde se instala este enclave se convierta en
cómplice de la violación del derecho internacional humanitario y de guerra,
algo que es cotidiano en el accionar de Washington.
Pero
es sobre todo, una perdida de la soberanía nacional, de presión sobre terceros países y una forma
encubierta de colonizar el mundo.